Autor: Diego Ponce Bueno
Análisis: Adriana Guerrero
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Edificio González Suárez, Quito, año?
Fotografía: Adriana Guerrero
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Diego Ponce es un arquitecto innovador y arriesgado que rompe con los preceptos del quehacer arquitectónico del lugar y la época que le tocó vivir. Su visión es amplia, futurística y diferente. Lo movía un ideal de marcar hitos en el antiguo y nuevo Quito; es decir, estaba dispuesto a transformar la ciudad, definiéndose como un arquitecto actual, mas no moderno, pero que está “en la onda en la que el mundo va”1.
Se nutre
de las opiniones de otros, pero no permite que cambien su visión. Ambicioso y
caprichoso en todas sus obras, para él no existe un "no se puede"
pues demuestra de forma ingeniosa que hasta lo más difícil puede ser fácil si
se lo enfrenta con creatividad.
Un claro ejemplo de esto es el Edificio González Suárez, construido en 1975; fue el primer edificio de altura pionero en la zona, por lo que lleva el nombre de una importante avenida, que en ese entonces no era más que un camino rural de tierra.
Un claro ejemplo de esto es el Edificio González Suárez, construido en 1975; fue el primer edificio de altura pionero en la zona, por lo que lleva el nombre de una importante avenida, que en ese entonces no era más que un camino rural de tierra.
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Av. González Suárez 1969
Fuente: Google Earth
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Av. González Suárez 2013
Fuente: Google Earth
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Abarca un área de 8.300 m2 divididos
en 2 torres destinadas netamente a vivienda (departamentos), de 12 y 13 pisos
respectivamente, debido a la topografía. Un aspecto importante que salta a la
vista son las zonificaciones y filtros que va dando a su proyecto, pasando de
lo público (locales comerciales ubicados hacia la Gonnessiat en la parte
posterior del edificio) a lo semipúblico (áreas de recreación) y culminando en
lo privado (departamentos).
Conceptualmente hablamos entonces
de dos volúmenes cuadrangulares de 255m2 y 226m2
respectivamente, intersecados por un tercero, cuya función es de junta,
estructura y circulación vertical.
Su contexto social, cultural y económico es de alta plusvalía, pues la zona ha sido desde siempre muy cotizada, por la ubicación central en la ciudad y la calidad de vida que ofrece. Diego fue capaz de visualizar este futuro, aun cuando era periférica.
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| Esquema conceptual del edificio |
Su contexto social, cultural y económico es de alta plusvalía, pues la zona ha sido desde siempre muy cotizada, por la ubicación central en la ciudad y la calidad de vida que ofrece. Diego fue capaz de visualizar este futuro, aun cuando era periférica.
No
podemos dejar de lado el aspecto bioclimático, que nunca descuidó Diego Ponce,
pues en la mayoría, por no decir todos sus proyectos, incluye amplios espacios
verdes y jardineras (ya sean internas o externas), toma en cuenta la
orientación de sol, viento y vistas: introduce materiales fáciles de mantener y
asequibles. En el edificio bajo análisis incluye una cubierta verde en planta
baja, pues los parqueaderos se encuentran en subsuelos (acceso por la calle
Gonnessiat) y se habilita el espacio superior como área de recreación,
incluyendo una piscina para los habitantes del edificio pensada de tal manera
que el sol la calienta durante la mañana.
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Jardineras ingreso Av. González Suárez
Fotografía: Adriana Guerrero
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Acceso calle Gonnessiat
Fotografía: Adriana Guerrero
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Materialidad, incluye verde característico del arquitecto.
Fotografía: Adriana Guerrero
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Diego, aprovecha
los espacios al máximo. ¿Cómo? Con mega estructuras que permiten concentrar las
cargas en pocos puntos y liberar el resto del espacio, articulándolo de maneras
muy curiosas, sin dejar que ningún rincón pierda funcionalidad. El edificio
González Suárez muestra una junta vertical localizada en el centro de ambas
torres que acomoda a la circulación vertical del edificio y funcionan además
como diafragmas que junto a las 3 mega-columnas de cada torre, constituye la estructura de todo el proyecto.
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Junta vertical (circulación) y mega columnas.
Fotografía: Adriana Guerrero
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Planta baja elevada.
Fotografía: Adriana Guerrero
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Planta baja elevada y ventana corrida.
Fotografía: Adriana Guerrero
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