11.3.14

Severino: Entre el tiempo y el espacio

Edwin Lozano

La maqueta de estudio

El edificio Severino,  es una de las obras más representativas de Luis Oleas y Diego Oleas. En ella se nota un claro quiebre entre la arquitectura conocida y el entusiasmo de encontrar una nueva, aplicable a la realidad de ese entonces  y perdurable hasta la realidad actual. En este documento se trató de hacer  un análisis un poco más profundo, adentrándonos en esta enigmática edificación sin quedar en la simple descripción, revisando varios aspectos en torno a la escala macro y micro del proyecto, para ver las cosas  de una nueva forma sin negar los conocimientos del pasado y tratando de generar un aporte para el futuro.

Como este proceso  es lo contrario a lo que normalmente hacemos, debemos  realizar un acercamiento a la primera capa de información que tenemos: el elemento arquitectónico  edificado, realizando una breve descripción  de lo existente. El edificio Severino se encuentra en la esquina de la calle Juan Severino  y Antonio Navarro, por el sector de La Carolina en la ciudad de Quito. Construido en un terreno de 1.430 m2, está conformado por 8 departamentos de organización  variable. Presenta  fachadas direccionadas  hacia los elementos  importantes  del sector  como lo son el parque de La Carolina y una vista del volcán Pichincha. La fachada norte presenta una imagen total y  continua, la cual es contrarrestada por  una segunda  intención de ejes reticulados desplazados de la trama principal, los cuales contienen los espacios sociales principales; este juego de elementos nos susurra una interesante interacción entre  interior y exterior. Presenta un  volumen pequeño de dos pisos en planta baja y en los 3 últimos pisos un patio elevado; en la cara oeste un elemento  que rompe con la homogeneidad  del edificio. Podemos notar que el Severino nos muestra muchos detalles interesantes, para realizarnos la única pregunta que importa; ¿Por qué?

Para el inicio de nuestro  entendimiento de esta pregunta y de la obra debemos  tener un breve reconocimiento de la época y de las diversas manifestaciones que se dieron. Este cambio de pensamiento a través del tiempo se ve claramente en  la arquitectura donde a inicios del siglo XX se torna vanguardista y adquiere una renovación estética  propuesta por el cubismo, neoplasticismo, entre otros, los cuales darían origen al estilo internacional los cuales eran una reacción al movimiento historicista, ecléctica y la sobre ornamentación del Art Nouveau del siglo anterior. Ya en la segunda parte del siglo, como es muy común en la arquitectura, se da una reacción a la propuesta anterior. Es por eso que en la década de los 80´s aparece el deconstructivismo, un movimiento que trata de comprender  la esencia de los elementos que componen la  “verdad detrás de la verdad” algo similar a lo que Piet Mondrian y el ruso Kandinski  tratan de desarrollar  ya en los inicios del siglo con su arte, donde buscan encontrar la estructura base del universo, según estructuras  geométricas y colores. Fue una  época de cambio a finales de los años 80´s e inicios de los 90´s. En el área musical fue  denominada “la década de la diversidad musical” por la aparición de nuevos tipos de música incluyendo a todos los tipos de corriente, donde la tecnología empieza a reducir procesos, reducir distancias, con la aparición de la red (1989) y  la reducción de esfuerzo con el aparecimiento del microprocesador que daba una mayor calidad de producción.  Este periodo es donde la humanidad empieza la sobre producción de conocimiento de la cual actualmente hoy estamos sobresaturados. Es así como toda esta corriente de cambio, aceptación, reconsideración, investigación, difusión se riega por los países de primer mundo, influyendo en todas las expresiones, por la forma en que es difundida la información en la época  no sorprende el retraso de  esta corriente en los países tercermundistas como el nuestro llegando a aparecer este tipo de cambios recién a finales del siglo XX reconociendo más que nada esta obra de Oleas.

Oleas, alquimista del espacio

Luis Oleas, riobambeño, graduado de la facultad de arquitectura de la Universidad Central (1960) donde la carrera de arquitectura e ingeniería se separan una de otra. Después de una temporada  por Francia donde desarrolla su visión, su detallismo, formando y dando base a varios de sus elementos insignia  como la ortogonalidad en plantas y fachadas, volúmenes limpios que transmitían un aura sobria pero acogedora, grandes espacios donde la luz era el principal elemento de diseño. Para Oleas era esencial la mezcla exacta y precisa de cada una de estas cualidades para dejar en cada una de sus obras un poco del avance de este infinito estudio del espacio. Esto se nota perfectamente en sus primeros proyectos al regresar al Ecuador  por ejemplo “la casa Bechdach”, donde sin miedo se podría decir que Luis Oleas “enseño a vivir a la clase media de Quito”. Es importante decir que como cualquier otro científico, siempre busco conocimiento, el cual le ayudara a desarrollar más su visión, en especial le interesó el conocimiento obtenido por la interacción entre culturas. Por eso es importante resaltar la labor que siempre tuvo por el desarrollo y la realización de tipo de relaciones, siendo así el precursor de la Bienal de Arquitectura de Quito.

El primogénito

Diego Oleas después de obtener  su título de arquitecto en la Universidad de  los Andes en Bogotá, continua sus estudios en EEUU  hasta finales de los 80 donde es influido por toda esta corriente de cambio deconstructivista presente en estos años “por un posmodernismo neo-racionalista”. Al volver al Ecuador trae esta corriente y comparte con su padre para, juntos producir esta obra del Severino, en  la cual  se ve el estudio en conjunto de ambos para un nuevo entendimiento  del espacio, sin perder el conocimiento y  la esencia de los elementos aprendidos y construidos a través del tiempo, fusionándolos con todos estos nuevos conceptos de una manera armónica

Entre el Tiempo

En el edificio Severino podemos ver varios elementos que nos hacen reflexionar y trasladarnos subconscientemente al pasado. Estos nos hacen considerar las opciones del futuro y la evolución de la sociedad con el elemento arquitectónico, teniendo una suerte de “arquitectura de resonancia” expresada en términos sociales y formales. En lo social podríamos mencionar el detalle del elemento de dos pisos de altura. En las primeras plantas es muy interesante ver como los Oleas utilizan este elemento como un filtro donde logran comunicarse  con una escala mucho más gentil a la parte social, “urbana”  y en concordancia con las proporciones de las edificaciones de la época en el sector, pero dando pauta al crecimiento que se iba a dar sobretodo en este sector norte de la ciudad. Notamos también en una de las fachadas la utilización de una cuadrícula para los ventanales utilizando detalles muy sobrios, cubistas, repetidos como un suspiro de la ortogonalidad esencial de Luis Oleas usada hasta entonces, la cual tiene una resonancia con una segunda malla de ejes mucho más  tenue que utiliza elementos incluso de las ventanas, lo que nos marca una interacción entre el afuera y el adentro, entre el pasado y el futuro. La utilización de vanos en el detalle de la parte superior le da una atmosfera tripartita al edificio  haciendo una evocación al “ORDEN” al más puro estilo de Aldo Rossi, transportándonos a la esencia del pasado clásico, entendido y transcrito al presente de la época para “La apreciación futura del hoy”.

Entre el Espacio

La calidad del espacio siempre fue importante para los Oleas pero hasta ese entonces  sobre todo para Luis Oleas fue muy ortogonal. En el edificio Severino  se da un punto de quiebre donde padre e hijo se dan  al estudio  del espacio fuera de esta camisa de la ortogonalidad. Es por eso que tenemos  una planta  muy activa en términos de composición  con elementos que se atraviesan, elementos que se salen (como el volumen triangular  en una de las fachadas que no termina siendo residual) y la aparición de paredes orgánicas en especial la de los últimos pisos conformando un patio elevado (concepto muy interesante aplicado a la obra, dando múltiples calidades de espacio con la relación entre interior – exterior – escala); Trataron de llegar a un tipo de tecnificación del arte o eficiencia experimental para que el espacio no pierda valor  funcional  pero  extendiendo, experimentando o jugando con las posibilidades espaciales conocidas y aplicables a estos nuevos conceptos  a los que se querían acercar estos alquimistas.


En conclusión, esta obra es un claro ejemplo de todas las consideraciones que los arquitectos debemos tener para realizar o proponer una buena respuesta edificable para que el elemento no sea solo una “máquina para habitar” sino un elemento que de una mejor calidad de vida a los  usuarios. Esto sin perder tanto el valor funcional como el conceptual, nunca olvidándonos que la arquitectura es el arte que se habita, es decir integrando al individuo con lo urbano, sin perder las lecciones aprendidas a través del tiempo, aplicándolas al ahora para que perduren en el futuro, desarrollando nuevos conocimientos y expandiendo las fronteras de lo posible. Creo que es una obra con una enorme carga “socio-histórica”  en ocasiones muy osada por  esta resolución aparentemente caótica, tal vez  sin ser la más óptima, pero siendo completamente válida para el estudio y aplicación en obras posteriores, lo cual he intentado proponer para  hacer en esta maqueta de estudio conceptual.     

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