Análisis y digitalización: Daniela Baca Ruiz
La obra que Karl Kohn ejecuta en Quito es
una fusión entre el racionalismo europeo que realiza en Praga y la tradición
local que le deslumbró al llegar a Quito. El intenta propagar ideas del
movimiento moderno, especialmente en arquitectura residencial. Un ejemplo
de esto es la casa que diseñó para el Sr. Ingeniero Walter Seligman, ubicada en
la Calle Italia y la Av. Mariana de Jesús, construida en el 67. La
residencia se emplaza en un lote de forma rectangular; con dimensiones de 14,50
m x 26,50 m; con una leve pendiente. En los años 60 el proyecto se adaptaba
perfectamente al lugar manteniendo una estrecha relación con el paisaje,
manejando visuales hacia las laderas del Pichincha. El contexto de
emplazamiento de la residencia se ha perdido a lo largo del tiempo,
debido al crecimiento vertical de la urbe, que en aquella época no
existía.
La espacialidad de la
residencia está configurada en tres plantas funcionales, un subsuelo y amplios
jardines; posee dos ingresos vehiculares y peatonales desde la calle. En el
diseño de las puertas de ingreso se maneja un juego de llenos y vacíos a través
de los cuales se visualiza la edificación. En detalles tan simples como los que
componen una puerta se observa la sutileza estética de Kohn y su meticuloso,
además de sencillo, manejo del ornamento.
En el interior perimetral
del terreno los jardines funcionan como espacios de transición hacia la
residencia; la cual posee dos ingresos, uno en el lado derecho que se conecta
con la planta baja y el segundo al lado izquierdo que comunica la primera y
segunda plantas a través de circulaciones verticales aisladas que
vinculan las áreas sociales de la residencia mediante vestíbulos. Cada planta
se distribuye en el interior como un departamento independiente. Kohn
buscaba generar privacidad entre los diferentes niveles de la residencia,
manejando la circulación como punto aislado y los jardines como punto de
encuentro y relación social.
En la distribución interior
de cada departamento se observa claramente el eje central de distribución
espacial: un hall que comunica los espacios horizontalmente generando diferentes
ambientes. Kohn enfatiza en su diseño las áreas sociales: sala, comedor, cocina
y sala de juegos, fomentando las relaciones familiares mediante sensaciones
espaciales que generan confort por medio del manejo de luz. Amplios ventanales
con módulos de 3.20 x 2.80 se localizan en los cuatro lados de la residencia,
manteniendo los departamentos cálidos y claros.
La residencia posee un sistema estructural marcado por
muros portantes y columnas que nacen a partir del subsuelo; los ejes se
desarrollan a partir de la distribución de las columnas y éstas, a su vez,
alrededor de una serie de espacios funcionales, ordenados y claros,
conformando en las plantas superiores una retícula modular.
En el espacio interior se muestra la vida cotidiana a
través de los muebles y objetos que la pueblan y personifican las relaciones
humanas. Los objetos son los principales responsables de la estética de la
cotidianidad y funcionalidad de los espacios; nunca se presentan solos y
únicos, sino bajo el contexto de combinaciones espaciales. La realidad se
percibe a través de amplios ventanales diseñados, circulaciones levemente
curvas a lo Art Nouveau, detalles que marcan los recorridos visuales y físicos.
Grandes vestíbulos orientan la relación con los ambientes sociales de la
residencia y una coherente distribución de espacios servidos y servidores se
hace aparente en los planos.
Es así como esta residencia es un claro ejemplo de arquitectura funcional y
estética que busca satisfacer las necesidades de quienes la habitan, mediante
la integración armoniosa de los espacios y el paisaje natural que la
rodea.
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