24.1.14

JOSÉ MARÍA SÁEZ: ENSAYO CRÍTICO

Ensayo: Ramiro Salvador            
                                                                                                            
Reseña Biográfica

José María Sáez, arquitecto español nacido en Ávila en 1963, especialista en arquitectura bioclimática y rehabilitación, es invitado a Ecuador en 1995 para participar  en intervenciones y asesorías en temas de rehabilitación;  dentro de su permanencia en el país es  premiado por los trabajos de recuperación y rehabilitación  hechos en su casa y  en algunas obras  del Centro Histórico de Quito. Luego de diez años de docencia en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica, de la cual fue su cofundador,  empieza una etapa profesional de proyectos privados, que tienen como punto de inflexión el diseño y construcción de la Casa Pentimento en 2005. 
Sus estudios en Arquitectura los completó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid en 1990, donde se especializó en arquitectura bioclimática y  temas de acondicionamiento e instalaciones en la rehabilitación. En España, sus primeras obras de colaboración varían en materias relacionadas con vivienda unifamiliar, centros de interpretación y diseño de mobiliario. Su formación en temas de rehabilitación principalmente se ve reflejada en la   colaboración  como vínculo entre el FONSAL y la Junta de Andalucía, trabajos entre los cuales se destacan la Readecuación de la fachada del antiguo Círculo Militar en Quito (1998) y algunos proyectos en el Centro Histórico.
Su trabajo como docente inicia siendo parte del equipo fundador de la Facultad de Arquitectura Diseño y Artes en la Universidad Católica del Ecuador en Quito, donde ocupa ciertos cargos administrativos pero sobre todo se enfoca en impartir su conocimiento en los talleres de arquitectura. Esta formación constante por más de diez años en el mundo de la enseñanza le han permitido a José María Sáez generar sus propios lineamientos, con los que inicia su producción personal de vivienda particular, comenzando con la Casa Pentimento en el 2005, ganadora de varios premios y reconocimientos como el Primer Premio Nacional de Diseño Arquitectónico en el Concurso Panamericano de la XV Bienal de Arquitectura de Quito 2008  y el Premio a la Mejor Obra Joven de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo de Lisboa 2008.
Sus obras particulares también se han visto vinculadas a temas de restauración, como la continua readecuación de su propia casa en el Centro Histórico, o la rehabilitación de la Casa San Juan, que ha tenido algunos reconocimientos como la “Mención de Honor Nacional de Diseño Arquitectónico” en la XVI Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito 2008.
Los proyectos de José María Sáez se sustentan en una base común, la experimentación a todo nivel de las posibilidades mecánicas y expresivas de la materia, definiéndola como el elemento que humaniza la acción del arquitecto. Estas aproximaciones lo han llevado a coincidir con posturas de arquitectos latinoamericanos en especial con la de Solano Benítez, Ángelo Bucci, Rafael Iglesia entre otros, que definen su arquitectura desde las lógicas constructivas, desde el valor generado por la práctica y la solución de problemas específicos.
Su cercanía a la lógica de manejo de materiales como expresión vinculada al tiempo y al lugar, y su vocación por  la docencia como campo de discusión y formación de las ideas, le han permitido establecer una posición clara en su manera de proyectar, en donde la realidad y la idea, se comunican bajo ciertas reglas de abstracción, y éstas se expresan en sistemas y subsistemas que determinan la lógica del proyecto. Esta sensibilidad frente a los elementos de realidad y la necesidad de que sean coherentes con un problema se relacionan mucho con su preparación en bioclimática y en rehabilitación.

Contexto de la obra

Para comprender este proceso lógico de proyección , es necesario hacer una descripción de la obra de José María Sáez, planteando un análisis paralelo entre sus diferentes enfoques como son las casas particulares de intervención integral  cuyo ejemplo más acertado  es la Casa Pentimento, y su participación como rehabilitador en  la Casa San Juan. En este caso,  este paralelismo se lo analizará con la descripción completa de la Casa San Juan, ubicada en el barrio de San Juan en el extremo noroccidental del Centro Histórico de Quito.
Esta  obra es un encargo de tipo privado, los clientes son Andrés Bueno y Ana María Armijos, el terreno está ubicado entre las calles Carchi y Sebastián de Benalcázar al occidente de la Basílica del Voto Nacional, comprende un terreno de 960 m2 divididos entre la casa con frente a la Benalcázar y un patio interior como límite oriental con los predios vecinos.
Su ubicación en la loma de San Juan ha permitido  visualizar varios  hitos como la Basílica del Voto Nacional, y el nororiente del casco colonial, manteniendo esa tipología de vinculación protagónica con el interior del terreno propio de las casas del centro, dando mucho énfasis al patio interno.
Imagen 1 Ubicación
Análisis descriptivo

Configuración espacial

La Casa San Juan se encuentra en un terreno especial con respecto a otras viviendas en el Centro Histórico. El terreno es de grandes dimensiones 48 m de largo y 20 m de ancho aproximadamente. Esta condición ha determinado una separación funcional y simbólica del terreno en tres partes; un ingreso representado por el garaje, un espacio intermedio de transición como es el patio, y la casa como espacio privado. (imagen 2).
El proyecto está configurado por tres plantas funcionales. La planta de garaje a nivel de la calle, que se comunica con la casa a través de un corredor en gradas. La casa consta de una planta baja que se encuentra elevada 3.60 m sobre el nivel del patio y se comunica con éste a través de unas gradas de piedra, y una planta alta mucho más privada a la cual se accede desde un núcleo de gradas como centro articulador de la casa.
Imagen 2 Configuración Espacial
Sentidos y órdenes

El paso interiorizante desde lo público de la calle a lo privado de la casa se entiende por un sistema de filtros que generan su propio entorno material y lenguaje expresivo. El primero es el garaje conformado por acabados intencionalmente rústicos, con colores térreos pero cálidos, donde se resaltan elementos preexistentes como un basamento de tierra compactada.
Imagen 3 Garaje

El segundo filtro se encuentra al interior de la casa, es el núcleo de circulación vertical, conectando funcionalmente las dos plantas de la vivienda, pero sobre todo planteando el dialogo entre el carácter [nostálgico y romántico] de las construcciones barrocas, y la austeridad geométrica de influencias racionalistas heredadas de la modernidad. Está compuesto por las gradas, un descanso de ingreso a la planta baja, y una doble altura que permite el paso de la luz a través de unos tragaluces en las paredes.
Imagen 4 Gradas

El último filtro se distingue de los otros por el carácter de sus instancias a filtrar, en este caso, el balcón funciona como un medio de vinculación permanente entre el exterior (inmediato y lejano) y el interior. Este lugar de conexión define a la vista como un fenómeno, el cual ha sido capturado en un elemento como son los ventanales reticulados y móviles. El balcón se compone de este módulo de ventana y de su marco superior que es una viga metálica dispuesta a todo lo largo.
Imagen 5 Balcón

Análisis interpretativo

Conceptualización positivista

Las obras de José María son el resultado de un proceso lógico y positivista de proyección, en el cual su  conceptualización plantea una relación entre la realidad (subjetiva) y el mundo (objetivo) de las ideas, aplicando una metodología científica que parte de la determinación de un “problema” del cual se desprende un “elemento” representante de su solución, que mediante su modulación y repetición genera un “sistema” para  materializar el proyecto.
Dentro de este proceso, es necesario entender el rol del “problema” como punto de inflexión en la propuesta del arquitecto, permitiendo comprender los diferentes enfoques y alcances de sus proyectos. Este punto de origen se define como un conjunto de componentes que permiten el anhelado paso de lo “subjetivo” a lo “objetivo” y el más importante de ellos es el de la abstracción como método simultáneo de descripción y análisis de un fenómeno.
En la Casa San Juan, la abstracción establece las reglas de ese mundo de las ideas (concepto) pero con un enfoque que dista de la objetividad, y se enmarca más en la intersubjetividad, donde predomina el anclaje (material y simbólico) con lo preexistente, frente a la búsqueda de un único “elemento” representante de la realidad. Esta intersubjetividad se explica en la condición hiper-contextualizada de este encargo, donde las condiciones históricas, tipológicas y de comportamiento social se convierten en insumos difíciles de ser objetivados, lo que ha hecho del “elemento” (a diferencia de lo que ocurre en sus encargos integrales) una característica o esencia, presente en los materiales, en las formas, en las determinaciones espaciales, y no un objeto físico (módulo) necesariamente.
Esta diferencia de origen en el problema, planteado entre los proyectos integrales ( Casa  Pentimento )   y los  encargos de preexistencias ( Casa San Juan) ,  determina un enfoque distinto en la transformación  del “elemento” en un  “sistema”,  ya que esa unidad y facilidad de lectura (generada por la repetición del módulo, el ritmo y  la variación) derivados del “sistema” de los  primeros  , se ven subordinados a muchas condiciones presentes en los segundos  , en los cuales el “sistema” o coherencia de “elementos” se perciben desde la nostalgia del material, lo contemplativo del entorno físico y social, y lo servicial de unas funciones específicas con un bagaje histórico determinado.

Abstracción: experimental versus interpretativa

La Casa San Juan se percibe  una serie de filtros, generados desde el garaje hasta la parte más privada de la vivienda. Estos filtros se podrían considerar como un lenguaje o un sistema ya que en ellos se hacen presentes aunque no explícitamente las diferentes realidades que una casa del Centro Histórico presenta. Estas realidades tienen un eje en común que es el componente que explica bien la diferencia de enfoques entre los proyectos integrales y las rehabilitaciones, se trata del uso del material. En este caso, el material se convierte en la interfaz perfecta entre el usuario y la historia, que difiere de la interpretación mecánica de la materia como en la Casa Pentimento, y pasa de ser una característica del “elemento” a ser el “elemento” en sí, que únicamente se traduce físicamente en un espacio, en un cuarto, en un pasillo, en un entorno.
Es a través del material, que el usuario logra comprender lo que la realidad ha creado con el paso del tiempo, en este caso, no hay un enunciado como problema, no existe la abstracción como proceso de síntesis experimental de una realidad, sino como método de interpretación de lo existente, como un simple canal de conexión. A partir de esa conexión la arquitectura comienza a cumplir con el papel humanizante que busca José María, una arquitectura que maneja paralelamente dos lenguajes, aquel que se encarga de “construir el paisaje” que tiene que ver con el enunciado, las reglas de abstracción, el concepto y su justificación; y también aquel que aplica la “austeridad barroca” que le permite comunicarse con la memoria, con la nostalgia, con las vivencias cotidianas, aquel que no necesita ser publicado sino vivido.

Conclusión crítica

José María Sáez basa su discurso en un planteamiento simple, el papel humanizante que debe cumplir la arquitectura como proceso de vinculación entre usuario y realidad. El cumplimiento de ese objetivo macro está determinado por ciertos enfoques propios de la formación del arquitecto, como son los procesos de abstracción y una sensibilidad racional frente a los elementos de realidad.
Sáez  habla de un proceso propio de diseño establecido, un dialogo “conciliador” entre el mundo de la realidad, expresado en un problema concreto, y el mundo de las ideas, expresado por unas reglas de abstracción. Esta metodología de proyección propone al “sistema” como vínculo entre la idea y el individuo, pero aplica un lógica positivista propia de la modernidad y del racionalismo. Esta lógica se manifiesta en la búsqueda constante de un elemento objetivo representante de la realidad, muchas veces reduciendo esa realidad compleja y subjetiva, a una muestra idealizada, con el riesgo constante de caer en un proceso cuantificador de elementos que expresen un resultado acorde al “sistema”. Estos procesos de abstracción y sistematización de la arquitectura son claramente visibles en sus encargos privados de proyección integral, como la casa Pentimento y la casa de los Algarrobos, obras de una realidad interiorizante, que le han permitido al arquitecto un cierto nivel de apatía frente a escenarios más complejos que dependan de una lógica de vinculación con lo urbano, con valoraciones de carácter colectivo y con soluciones a problemas interdisciplinarios.
Estas intervenciones domésticas han sido la representación clara de una influencia racionalista en José María, ya que se han generado a partir de una matriz lógica de elementos que intensifican una determinada relación entre usuario y su entorno; este proceso limitado al control y dirección de unas reglas abstractas que permitan el funcionamiento de un sistema, dando mucho valor a temas como la funcionalidad estructural, la coherencia constructiva y la modulación. Esta subordinación al carácter racional del sistema reduce el rango de decisiones y la sensibilidad del arquitecto a la definición de los elementos componentes del sistema, de ahí que estas decisiones estén pensadas en la evolución flexible del elemento, pero no en la definición de la esencia espacial del objeto en su conjunto. Esto es apreciable en la casa Pentimento, donde José María basa el potencial arquitectónico de la obra en un elemento específico, en su capacidad repetitiva y su expresividad material, de la cual no se espera un comportamiento determinado en conjunto, como objetivo inicial, sino que se lo aprecia como un resultado experimental, tendiendo a rebasar la línea límite de la proyección hacia la indeterminación espacial y la relegación del programa arquitectónico, circunstancias que son muy particulares.
Para generar un balance y mantenerse dentro de su idea de una arquitectura humanizada, José María apela a su formación en la rehabilitación y el diseño bioclimático, donde los elementos claves tienen que ver con el uso eficiente del material, sus capacidades técnicas y expresivas, y las relaciones con el entorno inmediato. Esta sensibilidad nostálgica frente al material, será la muletilla con la que él generará una conciencia de austeridad y humanidad en sus obras en general, con la diferencia de que en sus intervenciones como rehabilitador, el material se convierte en ese elemento de realidad que da esencia al espacio en su conjunto, contrario al esquema abstracto de sus proyectos integrales. Esta diferencia muestra claramente que existe un mayor potencial expresivo en el material y en el conjunto arquitectónico con un contexto preexistente, donde la abstracción juega el papel interpretativo y se aleja de lo experimental, lo que genera una dualidad en la postura del arquitecto.
Estas dos realidades en José Maria Sáez, complementarias en su objetivo profesional, también han delimitado su coincidencia con aquellos referentes con los que se lo asocia. Su posición abstracta-racional y nostálgica-material lo acercan a experiencias como las de los arquitectos Rafael Iglesia, Solano Benítez, Alejandro Aravena, al-bordE y Ángelo Bucci, posicionados como arquitectos de producción teórica y práctica, afines con las lógicas constructivas como protagonistas de la propuesta.  Esta cercanía parecería estar basada en el poder expresivo de la experimentación como proceso de proyección; las experiencias y sensibilidades generadas desde estas acciones son la plataforma común en estas tendencias críticas de un sistema dominado por la imagen. En este caso, José María Sáez intenta mantenerse en la esfera racional y objetiva de la arquitectura abstracta, y no se ha visto atraído por el planteamiento crítico que se pueda generar desde el análisis de las relaciones entre la arquitectura y estructuras más complejas que demanden una posición activa frente a compromisos sociales, económicos, colectivos y de impacto urbano, marcando una línea de diferencia, por lo menos discursiva, con respecto a sus colegas antes mencionados.
El proceso de diseño planteado por José María ha encontrado en él mismo una fuente de crítica, donde el problema pueda pasar de la objetividad académica propia del arquitecto, hacia la intersubjetividad del entorno contextualizado, donde los fenómenos van más allá del análisis ideal, y entran en el campo de la sensibilidad de percepción, en espacio, materiales, funciones, personajes y memoria.

Fuentes imágenes y esquemas:

http://www.arqsaez.com/
http://www.plataformaarquitectura.cl/2008/12/13/casa-san-juan-jose-maria-saez/
http://arquitecturaecuatoriana.blogspot.com

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