EDIFICIO: BANCO CENTRAL DEL ECUADOR
ARQUITECTO: RAMIRO PÉREZ
AÑO DE CONSTRUCCIÓN:
1968
UBICACIÓN: AVENIDA 10 DE AGOSTO Y BRICEÑO
ELABORADO POR: SARA MONTENEGRO
ELABORADO POR: SARA MONTENEGRO
Ramiro Pérez fue uno de los
primeros arquitectos del Movimiento Moderno en Ecuador. Después de terminar sus
estudios de arquitectura en México en la UNAM, regresa a su país natal lleno de
innovadoras propuestas para promover y desarrollar el nuevo rostro de la
arquitectura. Durante su desarrollo profesional siempre tuvo una fuerte
vinculación con la naturaleza, lo que nos permite entender porque sus obras se
encuentran siempre enmarcando el paisaje o abriendo paso a este. Gracias a su
sensibilidad con el entorno, logra una relación poco invasiva en sus
implantaciones, ya que al tratar de
dialogar con la ciudad en sus propuestas se entiende ese interés por generar
pregnancia en el sitio.
Otra de sus aficiones principales
era la literatura, al punto de haber llegado a publicar uno de sus propios escritos, la novela Donde juega
el viento. A pesar de ser esta obra su única publicación no fue la única
inspiración de Ramiro, ya que tuvo muchos otros escritos que no se publicaron
como la Motonave Nereida y otros
archivos que son considerados personales. Con esto se entiende la sensible
relación del arquitecto con el arte, y las diversas formas de poder
manifestarlo.
Una de las obras principales de
Ramiro Pérez es el edificio del Banco Central del Ecuador, propuesta que se
implanta en los bordes del Centro Histórico de Quito; punto donde los extensos
detalles renacentistas y barrocos empiezan a ser opacados por la pureza del
movimiento Moderno. Este borde forma un anillo que alberga en su interior las
historias coloniales características de la ciudad. En este contexto, La propuesta arquitectónica de Ramiro Pérez que
tiene lugar en la segunda mitad del siglo XX, rompe el estado híbrido de la
transición de épocas de la arquitectura contextual en la que se emplaza y
propone un juego de volúmenes lisos y geometrías definidas marcando una nueva
etapa en la arquitectura ecuatoriana.
En los años 70 se lleva a cabo la
edificación del Banco Central del Ecuador, siendo este un edificio direccionado
a una institución pública. Este fue uno de los primeros edificios en sustentar
su construcción a base de hormigón armado y acero; a su vez se convierte en un
punto de referencia jerárquico por su imposición en altura en relación al
contexto, característica de la época destinada a las edificaciones de tipología bancaria.
Al aproximarse, el edificio
genera un recibimiento de carácter público al retranquearse con una generosa
plaza, la misma que logra comunicarse con el remate del parque La Alameda que se encuentra al frente
generando continuidad en la amplitud del espacio público. Con este gesto se
entiende la intención de relacionar la edificación con su contexto inmediato,
ya que sin ser invasivo propone un diálogo entre la edificación y la ciudad. La
transición entre el espacio público y la plaza propuesta por el edificio, toma
lugar al elevar la planta baja utilizando exiguos peldaños, y es en esta
plataforma elevada donde una plaza más pequeña
empieza a penetrar minuciosamente
el edificio, el mismo que lo recibe con
un gran pórtico que enmarca la fachada principal, la cual se enfrenta a uno de
los ejes longitudinales más importantes de la ciudad como es la avenida 10 de
Agosto.
Volumétricamente, el edificio del Banco Central, empieza a
desarrollarse en altura a manera de
podio, ya que la configuración de la planta baja y las dos plantas
consecutivas se encuentran enfrentadas con el espacio público que genera la plaza de acceso,
mientras las siguientes plantas retroceden con su masa privatizando más las
actividades confinadas en esta torre de
oficinas. Con este juego de volúmenes se entiende la intención de romper la
arquitectura monolítica que predomina en su contexto inmediato, como es el
Centro Histórico de Quito.
La configuración estructural
modulada, permite la flexibilidad de los espacios interiores y al tratarse de
un edificio bancario, se requiere módulos de oficinas que puedan variar en su
dimensión, o incluso generar espacios jerárquicos de trabajo conjunto; por este
motivo, el arquitecto considera que el interior puede variar con el paso de los
años y prevee esta flexibilidad. Una de las cualidades de la planta de acceso es que en la centralidad de la planta a una
sola altura. A partir del se genera una doble altura y es esta condición la que
configura el espacio como un punto de encuentro; mientras en los bordes se
ubican módulos de oficinaspiso 4 se desarrollas plantas de una sola altura. Los
demás pisos que configuran la torre en
altura, son plantas tipo de oficinas con una altura de entrepiso proporcionado
a la escala de una vivienda, lo que hace
del espacio laboral un ambiente más acogedor.
El trabajo de fachadas responde a una nueva exploración
del material en la época en la que se construye, al utilizar muros cortina en
sus fachadas asegura la iluminación natural abundante dentro del edificio. La
fachada frontal tiene un mayor grado de cerramiento, lo que una vez más indica
la intención de privatizar las actividades realizadas al interior ya que es
esta fachada la que se enfrenta directamente a las actividades del espacio
público. Las fachadas laterales al encontrarse alejadas a través de las plazas
en planta baja de su contexto inmediato logran un significante grado de
apertura.
La materialidad de la obra se basa en hormigón armado,
acero y muros cortina; todos estos materiales constituyen una nueva propuesta
tanto espacial como estéticamente, ya que permiten generar luces mas amplias y
extensos vanos, enriqueciendo de esta manera el dinamismo de las fachadas y los
espacios interiores. Con esta nueva propuesta se aliviana la construcción y se
diversifica la composición formal de los elementos ariquitectónicos. Gracias a
la evolución de materiales en la construcción introducida al Ecuador, Ramiro
Pérez pasa a ser uno de los primeros arquitectos ecuatorianos en materializar
obras modernas en la ciudad de Quito.
El aporte del arquitecto Ramiro Pérez en la
arquitectura ecuatoriana es de gran importancia, ya que el estudio de sus obras
nos permite comprender que es posible emplazar arquitectura moderna incluso en
un contexto histórico inmediato, que es una de las características de nuestra
ciudad, sin ser invasivo y respetando lo pre existente; entendiendo formalmente
la ciudad y los diálogos que esta genera con la naturaleza que la rodea.
Al ser Quito una ciudad con gran peso en patrimonio
tangible y al encontrarse rodeado de 14 montañas, el estudio de contexto para
realizar una propuesta arquitectónica es de gran importancia ya que hay mucha
riqueza en el entorno a ser explotada, y tanto en la obra analizada, el edificio
del Banco Central del Ecuador, como en otras obras propuestas por Ramiro Pérez estos son puntos
considerados al proponer una obra arquitectónica en la ciudad.
Imagen 1: Referencia 1
Imagen 2: Referencia 1
Imagen 2: Referencia 1
Imagen 4: Referencia 2
Imagen 5: Referencia 2
Imagen 6: Referencia 2
Imagen 7: Referencia 2
Imagen 8: Referencia 2
REGISTRO FOTOGRÁFICO
FOTOGRAFÍAS; SARA MONTENEGRO
REFERENCIAS
- http://domusurbano.files.wordpress.com/2010/05/2.jpg
- https://domusurbano.wordpress.com/2010/06/24/ramiro-perez-martinez-modelos-3d/
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